Siempre se me ha notado la necesidad de cariño, pero en esas
fechas estaba más hambrienta que nunca, llevaba meses sin un abrazo y paranoica
y media por mi situación legal en Francia.
El destino me decía a gritos que debía regresar a México,
todo era difícil, hasta las cosas sencillas se me complicaban.
Entre búsquedas de trabajo parcial (por mi visa de
estudiante) y vuelos de último minuto a México me inscribí a Match para
aprovechar los que podían ser mis últimos días en París (practicando el idioma).
Salí con varios tipos fríos, con los cuales repetí la misma
conversación en francés acompañada de un café y que culminaba con una
invitación chez lui la cual no veía
venir y a la cual me negaba, como señorita decente que soy.
Fabién fue otro entre la listas de las citas de 40 minutos,
nos vimos en un café en Cour Saint-Émilion y tuvimos una conversación en francés
de la cual seguramente entendí menos de la mitad, lo que si entendí era su
interés por mi, seguimos la cita en su studio.
-j’ai envie de
t'embrasser-
¿Por qué me pide permiso para abrazarme?
Fabién fue un rayito de luz entre el caos que era mi vida en
Paris, todo era complicado, conseguir trabajo, entender el transporte público (porque esta señorita no sabía de camiones,
ni de metros ni de lo que era caminar más de 2km para llegar a algún lado) abrir
una cuenta de banco, los cambios climáticos,
el idioma, el carácter de la gente parisina y mi mente que entendía la mitad de
lo que pasaba en el mundo exterior.
Desde el día uno me
lo dijo claro que no buscaba nada serio, salía de una relación larga y dolorosa
de la cual estuvo a un pié del altar, - no te preocupes, yo me regreso a México
en diciembre-