lunes, 13 de febrero de 2017

El hijo del Gober


Tenía 17 años, a lo mucho llevaba dos meses en Monterrey , mi primer residencia fue esa casa en la del Valle que apodaban la Playboy house porque  vivamos como 20 chavas todas estudiantes.
Un miércoles cualquiera, una de las veinte inquilinas me interrumpió de mis tareas ñoñescas y me invitó por unos litros EN MIERCOLES, al parecer era una doble cita donde me contó que el otro chavo era hijo de un exgobernador de un estado del norte, guapo, rico y estudiante de una ingeniería de esas muy difíciles.

Me arreglé y con cero experiencia en el tema de citas y un poco nerviosa por mi clase de las 8 am salí y me topé con un wero de 1.85 de 21 años y ojos verdes  excampeón de natación manejando un BMW.
No recuerdo mucho de esa cita, solo que me tomé un litro que me mareo un poco y al dejarnos en la casa intentó besarme a lo que torpemente evadí el beso porque aún no daba yo mi primer beso y no esperaba fuera de esa manera.

Daniel siguió buscándome, y la torpe de María en la siguiente cita invitó a una amiga por lo que evidentemente él perdió todo interés en mí.

Seguro fantaseé por meses con ese príncipe azul perfecto y me pregunté mil veces que hice mal porque en aquellas fechas cada que aparecía un hombre a los 10 minutos perdía interés.

Muchos años pasaron y me volví a topar con él, ahora vivíamos en el DF y tuvimos el date que tanto esperé muchos años antes. Platicamos de varios temas, de su vida en el presente, de lo tonto que era cuando nos conocimos y yo dejé en claro que esa inmadurez había quedado en el pasado.

Nuestra cita prosiguió a su recámara, Daniel apagó la luz y el juego fue a oscuras, la historia tardó más en comenzar que en terminar y se disculpó por el inconveniente, me sorprendió que no me dejó prender la luz hasta que estuviera vestido y me fuí.


Volvimos a vernos unas semanas después pero esta vez directamente en su departamento, ahora la historia fue completamente diferente, nada funcionaba y de nuevo la historia terminó sin comenzar.

Todo es cuestión de perspectivas.

domingo, 5 de febrero de 2017

Dia de la bandera

Cada año intento evadir la fecha, pero en algún momento del día te recuerdo, me doy cuenta que llevas la mayor parte de mi vida fuera de esta y me sorprende como sigue afectándome el haberte perdido.

Ya no intento descifrar mi naturaleza en tu recuerdo, sé que la persona que soy hoy se ha forjado a prueba y error, causa y efecto y poco tiene en común contigo.  

Sin pensarlo ni buscarlo, mi vida ha encontrado esos satisfactores en las mismas cosas que tu disfrutabas: te recuerdo en programas de radio, escribiendo cuentos, canciones, pintando, cosiendo, buscando siempre nuevas formas de expresarte, o ayudando en esa ONG que fundaste y que hoy sigue operando.

No estoy segura que pensarías del camino que ha tomado mi vida, pero seguramente si las cosas no hubieran sido como fueron mi presente sería muy diferente.


Entre más pasa el tiempo el capítulo juntas se va haciendo más corto, pero de alguna manera, sigues siempre presente.