Conocí a Alejandro en un antrucho de mala muerte en Monterrey,
era el cumpleaños de una amiga gatúbela de una de mis mejores amigas y escogió
este lugar de barrio antiguo que ofrecía litros por 10 pesos para celebrarlo.
Alejandro era el amigo aparentemente tímido del ligue de mi
amiga y platicamos como buenos acompañantes de nuestras respectivas amistedes.
En un principio no pensé en él como material enamorable, en parte porque tenía novia y en otra porque en
ese entonces me dejaba yo llevar mucho por la belleza física, pero algo en
Alejandro me atrapó sin saber realmente que era y una atracción inexplicable
aparentemente se encendió.
Estaba yo en la edad del desconocimiento de emociones y rápidamente
le coloqué la etiqueta de atracción y
fue así como decidí que Alejandro sería mi próximo objetivo.
Aunque nuestra historia en Monterrey fue corta, en su momento me dolió, hoy
entiendo que Alejandro tenía aún más crisis existenciales de las que tenía yo
en aquellos años, pero hice lo que estaba acostumbrada a hacer y asumí completa
responsabilidad de sus errores y los míos.
Todo fue muy rápido y sorpresivamente doloroso, pero
cortamos comunicación por más de un año… o talvez dos? Volví a verlo en mi
fiesta de cumpleaños, como princesa de cuento vestida de quinceañera (porque
era una fiesta de disfraces) y ahí reconectamos un poco pero supongo que el
dolor anterior impidió que yo intentara algo más con él.
Alejandro terminó yéndose a vivir a Canadá, casi al mismo
tiempo que yo me fui a Francia y así comenzó nuestra verdadera amistad a
distancia, conviertiendose en ese amigo cercano y lejano.
Han sido más de 10 años de amistad a distancia en los cuales
no nos hemos visto en persona, en ese tiempo empezó un noviazgo con una
Canadiense que le prohibió tener cualquier tipo de contacto conmigo, y el
pendejo de Alejandro muy obediente en vez de confrontarla me bloqueaba y
desbloqueaba conforme a los altibajos de su relación.
La relación de Alejandro según sus propias palabras cada vez
era más insatisfactoria, y esa comunicación de amigos que a veces se coquetean
y se cuentan sus aventuras se veía interrumpida por sus desapariciones virtuales.
“me caso el 5 de mayo, María... nose porqué no me quedé
contigo”