Lo siento,
no puedo ser algo que no soy ni dejar de ser lo que soy, no puedo pretender que
no siento, que no me duele, que me es indiferente, que no me involucro.
Esto es lo
que hay, esta soy: así de sobrada y
atascada, así de intensa, apasionada, terca, aferrada, entregada, así de fiel a
mis ideas, así de ambiciosa, de soberbia, de celosa y rencorosa, así de
imperfecta.
No puedo negar
mi esencia, pues es justo mi naturaleza que me ha traído al lugar donde estoy
el día de hoy, si no fuera por mi constancia, por mi ambición, por mi
intensidad, por mi perseverancia, por mi fidelidad a mi trabajo, no sería lo
que soy.
No soy un
juguete, no estoy pendeja, no soy una Barbie y mucho menos tres, no soy gris,
no soy parte de un lote, no me pierdo entre la multitud, no soy esa mujer que
le hablas cada dos meses y está dispuesta para ti al igual que para quien sabe cuántos
más.
Tu vida ha
estado llena de excesos, dudo mucho que sepas que te complace y siempre estás
en búsqueda de eso que aún no tienes, pero al final nada ni nadie es
suficiente, haz tenido mujeres a la carta desde las locas que buscan a un
hombre que los rescate hasta la vieja que no sabe ni tu nombre.
Que chingados
veo en ti? Que chingados tenemos en común si mi vida ha estado dominada por
privaciones y la tuya de excesos.
¿Porque chingados
no me sueltas? Esto es lo que hay: nada, no me puedes dar nada, no hay
promesas, no hay compromisos, no hay futuro, ni presente, no hay sueños, no hay
nada. Y yo estoy tan hambrienta de recibir todo y de dar tanto.