Rogelio fue mi primer tinderazo, lo conocí en estas fechas
pero del 2013, en aquel entonces andaba yo muy distraída con mis crisis
existenciales de “se acercan los treinta” y muy desesperada por conocer al
hombre de mi vida.
Whatsappear con él era adictivo, me pasó unas fotos de una
reciente publicación en una revista donde salía unos 15 kilos más infladito que
en las fotos que le di like en tinder , no me gustan gordos, pero me cae con
madre.
Prolongamos el conocernos más de un mes por viajes de él o míos
y al final entre platica de dos desconocidos que son ciberamigos descubrimos
que pasaríamos ambos diez días en ese pueblo de tres cuadras del norte donde
viví por tantos años.
Yo llegué antes, recuerdo lo nerviosa que estaba de
conocerlo, me caía excelente pero entre más me mandaba fotos, menos me gustaba.
Pasé por él a su hotel y me di cuenta que físicamente no
estaba tan mal, nos fuimos por unos drinks , yo estaba más interesada en saber
si yo le gustaba a él en vez de si él a mí.. Acabamos ahogados, cogiendo en la
camioneta de la esposa de mi papá en un estacionamiento a las 3 am.
La mañana siguiente Rogelio me mensajeó, quería volverme a
ver.. y así pasamos los diez dias viendonos
por periodos de 10 horas casi diario.
Está de más decir lo que nos dedicamos a hacer en el tiempo
juntos, no moteleamos porque
representaba salirnos del área segura de la ciudad, pero acabamos en el Holiday
Inn, fajando en estacionamientos, en el de su hotel, afuera de mi casa, en el
cine: varias funciones , hasta en una movie para niños :S
Con Rogelio el sexo era increíble, su aroma era adictivo,
sus besos, su sudor, todo él me volvía
loca, además era un caballero, mi familia conocía a la suya y yo ya me veía en
el altar con él, sin conocerlo realmente.
Cuando regresamos a México volvimos el mismo día, nos
mensajeamos en la carretera pues salí con mi familia dos horas antes que él y
quedamos en vernos esa noche, ahí conocí al verdadero Rogelio.
No me canceló , simplemente no respondió al último mensaje
de “llegando al DF!” .. la locura se disparó, Rogelio chilango era otro que el
de ese pueblo donde nos conocimos, todas sus conversaciones eran pretenciosas,
todos los nombres debían acabar con un apellido rimbombante y aunque el sexo en
el DF también era increíble, era esporádico, igual que sus mensajes o respuestas por whatsapp.
Rogelio me texteo un viernes de febrero, “hola” , me tardé
dos horas en contestar y como era de esperarse no recibí respuesta, yo esa
noche fui con unos amigos a la inauguración de un restaurante.. voltié y ahí
estaba Rogelio en una mesa de putos , viejas rucas y él. Seguramente puse una
cara de mujer asesina (porque el se puso blanco), vino a mi mesa y aunque traté
de contener un episodio maniaco donde el coraje me salía por los poros, la
conversación entre nosotros cada vez era más incómoda.
En mi psicosis solo recuerdo estar discutiendo con él afuera del restaurante cuando un vendedor de rosas nos interrumpió. -una rosa para la señorita?-
-que no ve señor que me están mandando a la chingada?-
-no puedo mandarte a la chingada, simplemente porque nunca fuimos nada.-
Muy irrespetuoso tu "caballero" y no es el único.
ResponderEliminarMaría, me leí - muy entretenido - todas las entradas de tu blog. Al parecer eres la versión femenina, mexicana y millennial de Milan Kundera (The unbearable lightness of being). Sigue con esta catarsis, por el bien tuyo y el de tus lectores...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu blog
ResponderEliminaryo que pensaba que los blogs estaban en etapa terminal, buenos textos felicidades
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