viernes, 30 de diciembre de 2016

Cremas anitiarrugas

Diciembre fue maratónico, mi agenda normalmente no es tan apretada pero esta epoca tengo que partirme en 3 para sacarle el mayor provecho al mes más lucrativo del año.

Una ex compañera de mi primer trabajo me anduvo buscando y por mierda que suene evitaba contestar sus llamadas en parte por que andaba súper ocupada, en parte porque sabía que quería invitar a una de esas tantas madres piramidales que me dan chingos de weba.

Ayer recibí un mensaje y le contesté, quedamos en vernos por la tarde para updatearnos. Laura llegó con carriola, pañalera bolsa y bebé de 6 meses.

Lo último que había sabido de ella es que se había divorciado, aparentemente este era producto de un nuevo marido.

-Mirate, tú ya llevas dos y yo ni uno-

Me contó que su actual pareja se está divorciando, tiene otros dos hijos y obvio hubo pedos de manutención cuando ella salió embarazada, me contó cómo se terminó su matrimonio anterior, que el amor se acaba, que ahorita está cómoda, que el nuevo marido es el sancho de la relación anterior, que vive en Cuernavaca y finalmente que vende cremas piramidales.

Yo la dejé me contara de su vida y recordamos tantito aquel trabajo que me duró 6 meses en 2008, ese trabajo al cual nunca pertenecí y en cuanto terminé mi tesis renuncié.

Que le cuento de mi vida? de mi relación placebo con alguien que vive al otro lado del charco y llevo más de un año sin ver? De mis ligues de tinder que no duran más de una salida? Del torero español que salí ayer y que batié cuando me dejó pagar la cuenta?

Al final sacó sus cremas y le hice un pedido, me intentó invitar al esquema piramidal y como buena mexicana que soy no dije que no pero tampoco sí.



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