domingo, 11 de noviembre de 2018

Nostalgia


No estoy segura qué sea la nostalgia, generalmente este sentimiento me invade cuando la situación aún está presente, no sé en qué momento algo mágicamente pasa de doler a ser parte de un pasado que no va a volver, de un futuro inexistente y un presente paralelo.

No estoy segura de haber sentido alguna vez nostalgia, creo estoy en un momento donde mi vida está cambiando, situaciones realidades y personas están saliendo de mi vida, talvez eso es la nostalgia.

Al mismo tiempo, como siempre, mi pasado siempre está timbrando a la puerta, hace unas semanas fui a Monterrey, me doy cuenta que han pasado diez años desde la última vez que viví ahí, veo ese rancho grande tan cambiado y en el fondo tan similar como cuando llegué a los diecisiete, esa sociedad tan cerrada y elitista hoy extrañamente tan cálida y hospitalaria.

Pienso en el pasado y me siento tan ajena a la persona que era, pero a la vez soy la misma, tan insignificantes se me hacen los problemas que me derrumbaron en el pasado y tan acertadas las decisiones del destino de haberme hecho seguir un camino diferente a eso que tanto anhelé.

Hoy intento no basar mi felicidad en situaciones que se encuentran fuera de mi control, trato de alejarme de lo que se me enseñó que es la felicidad y el éxito, y busco descubrir esas definiciones por mí misma.

El tiempo me ha enseñado que nada resulta como lo planeamos, al final de cuentas nada duele por mucho tiempo, no me arrepiento de ninguna decisión que ha tomado el destino por mí, porque al final no fueron mis decisiones, por eso confío en el futuro sin dejar de trabajar en mi propia felicidad: encontrándome , descubriéndome y aceptándome.

sábado, 1 de septiembre de 2018

Me rindo


A lo largo de estos dos años he utilizado toda mi artillería para alejarlo, ataques de escorpión dirigidos a zonas sensibles; he mostrado mi lado vulnerable, mis inseguridades, mis miedos, mis cambios de humor, mis ataques psicóticos y mis bombas de cariño meloso de weba.

Él por su parte siempre se ha mantenido en una línea neutral. Y a las bombas de locura reacciona con silencios prolongados pero nunca eternos.

Ya me cansé de intentar alejar a alguien que no quiero que se aleje, simplemente me rindo. 

Se perfectamente que él me quiere, me valora, me admira… incluso más de lo que yo lo admiro a él. Sé que tengo un lugar especial y también sé que no lo acepta simplemente por mantener una línea divisoria inexistente.

Pero S, tú y yo sabemos que nunca hemos sido amigos. Te quiero y me quieres, nunca en una forma convencional, ahora es tu turno de perder el miedo.

jueves, 19 de julio de 2018

siete segundos


Hoy debió ser un día aburrido,  desperté de un brinco tras escuchar la alerta sísmica y en 7 segundos estaba en la calle saludando en pijama a todos mis vecinos: humanos y caninos.

Mi mañana transcurrió extraña, de esos días grises que se evaporan en llamadas de trabajo intrascendentes en pijama y sin darte cuenta la mañana se convierte en noche llevándose al día a la lista de días desperdiciados.

Entre mis ociosidades le mandé un mensaje al Dorian informándole que estaba caliente y que tiene una deuda conmigo.

-¿dónde andas? Estoy en el aeropuerto y tengo 2 horas libres, ¿te lanzas y jugamos por aquí cerca?-

Más me tardé en contestar que en vestirme y llegar a las salidas internacionales del aeropuerto con un tráfico infernal tan característico de esta ciudad.

En la puerta estaba el Dorian, con su sonrisa traviesa de siempre y protocolo de hombre casado en público.

El tráfico lo hizo perder su vuelo y el siguiente salía 4 horas después, por lo que teníamos 2 horas para jugar a nuestro antojo.

Llegamos a un hotel pretencioso dentro del aeropuerto, mientras él pagaba la habitación yo le pedí dos Gins a un mesero que aparentemente no hablaba bien español.

Resuelto el tema de la habitación, entre miradas juiciosas de los empleados, tomamos nuestros drinks room service y aprovechamos el tiempo contra reloj que sería interrumpido por la alarma que el Dorian programó en cuanto entró al cuarto.

Nos gusta recordar el día uno, no estoy segura si es mi lado perverso que disfruta contarle la historia una y otra vez o  es su ego alimentado al escuchar, o simplemente cóncavo y convexo donde nuestras mentes embonan tan fácil como nuestra anatomía.

 Es impresionante como me invaden las mismas sensaciones que tenía desde el día uno, unas ganas de atascarme de él y pedirlo envuelto para comer en casa, pero sé que es menú all-you- can -eat y no hay manera de saber cuándo me voy a volver a atascar de él, así que aprovecho mientras puedo.

-Soy especial para ti, no es pregunta, es afirmación-

No escucho una respuesta verbal pero sus ojos, secundados por su sonrisa confirman mi statement.

Cada segundo compartido es placentero, jugamos como niños en esas dos camas de hotel aburrido con las cortinas abiertas y con vista a la pistas de aterrizaje, es un juego sin precauciones ni remordimientos,  sin intermedios ni tiempos muertos, son dos horas de amalgama de cuerpos, besos, risas y complicidad. Dos horas de olvidar los protocolos sociales, sin pensar en consecuencias a futuro, ni rencores pasados.

Hoy es diferente que la primera vez, hoy no tengo miedo, ni tengo dudas, sé que es un momento especialmente memorable para ambos.

-¿hace cuánto nos conocemos? ¿Dos años?-

-tres- responde

Confío en su afirmación, realmente el tiempo pierde significado porque en el fondo los dos sabemos que la respuesta muy pronto será cinco o diez años.

-dime si quieres que haga algo diferente-

- soy la más mandona, contigo no hay necesidad de instrucciones-


El fin del bufete llega junto con el sonido de la alarma de despertador.

No quiero dejarlo ir, sé que tampoco quiere irse, hace una última jugada y en pocos segundos: siete, para ser exactos, consigue lo que muchos no lograron en 28 años.

-Rompiste record-


Después de un baño rápido, él guarda la llave de la habitación

-para el recuerdo-  me dice

Tras los últimos besos con la puerta medio abierta, salimos para toparnos con cuatro empleados de limpieza, al menos ya les dimos chisme, supongo que pocos gastan 200 usd para pasar un ratito a solas.

-Lo más chistoso de todo, es que cada vez que vengamos al aeropuerto, nos vamos a acordar de esto-

Sonrío y me alegro de que tenga más motivos para recordarme.

Como siempre vengo medio drogada diciendo pendejadas y lo acompaño hasta los filtros de seguridad.

-ya tengo que abordar, tu uber lo tienes que pedir abajo-

Con una sonrisa de pendeja me olvido que estoy en público, lo abrazo  y le doy un beso entre el cuello y el cachete.

-Contrólate María-

Intercambiamos sonrisas y me doy media vuelta.





miércoles, 20 de junio de 2018

Alemania vs. México


Llegué toda jetlagueada después de un mes en Italia a lo que pensaba sería mi departamento vacío. En ese entonces tenía dos roomies: uno alemán y otro francés. El francés estaba en parís y el alemán vivía con su novia y solo usaba su cuarto de backup  por si cualquier cosa fallaba en su relación.
Llegué una madrugada de viernes a morir a mi cama, y cuando al fin desperté por la mañana salieron dos alemanes del cuarto de mi roomie ausente.

-hola!, somos amigos de Nik, estamos aquí por el fin de semana, vivimos en Guadalajara – (con sonrisa y acento alemán fuerte)

Supongo que fue una sopresa para los tres, Nik pensaba que el departamento estaba vacío y no se preocupó en preguntarme o al menos avisarme que sus amigos se quedarían en mi casa.
No podía quejarme, era una situación medio extraña, despertar y tener dos modelos de Abercrombie en tu casa, no es algo que pase diario.

Esa noche fui por primera vez a uno de los bares más extraños de esta ciudad, ese lugar giratorio encima del WTC bajo sugerencia de la novia de Nik. Misma locación donde años después conocí al señor perfecto, que de él después cuento.

La cita era mi roomie, su novia, sus amigos y yo.  Me di cuenta que a los dos les gusté, no es novedad que el atractivo de una mujer aumenta o disminuye inversamente proporcional al número de hombres presentes.

Me acuerdo que me gustó más A, pero B era insistente y al final de cuentas eran amigos, regresamos a mi casa ya con varios drinks encima y A sugirió fuéramos al balcón a seguir tomando, les dije que sí y me metí a mi cuarto a dormir.

El día siguiente A se quejó de que no salí como prometí,  la verdad sabía que solo se quedaban una noche más y no quería que la situación fuera incómoda por haber hecho algo con alguno de ellos, además ya teníamos plan para ver a Nik y a su novia.

Talvez A notó que me había gustado la noche anterior, y todo el día estuvo dando vueltas por el departamento sin camisa, como ninguno de mis otros roomies hombres lo había hecho jamás.
La segunda salida hice mucho más evidente mi interés por A, entonces B permaneció en  segundo plano como todo hombre derrotado por el  amigo más guapo.. Porque al final de cuentas los dos estaban MUY guapos, solo que A un poco más.

De regreso en mi casa B entendió que le tocaba dormir solo mientras A y yo nos quedamos en la sala, en ese jugueteo decidí ir por B y  darle el papel de espectador. Para mi sorpresa fue el mismo A quien sugirió que B participara. Era evidente que los tres estábamos en un territorio desconocido, pero B era el más perdido,  para cuando fui a buscarlo tuve que despertarlo por lo que estaba además de borracho modorro.

Esa interacción entre tres personas no duró muchos segundos, B pasó de 0 a 100 rapidísimo y sin avisar, y A también recibió parte de su excitación precipitada.

A se freakeo, no sabía ni como decir en español lo que acababa de pasarle y solo dijo “tengo bebes de B en la cara”  B por su parte no paraba de reír y cuando vio que su amigo seguía en su shock supongo que dejó de ser cómico y aplicó el irse a dormir.

Ese día A durmió conmigo. Volví a verlo una que otra vez que regresó al DF,  después tuvo una novia mexicana celosa y  ahí acabó como la mayoría de mis historias.

martes, 19 de junio de 2018

Pretenciosa


Más de una vez he utilizado esta palabra para definirme, sé que me siento muy chingona pero al final de cuentas todo es ficticio.

Ya he compartido que mi trabajo está relacionado con la moda.  ¿Qué trabajo podía ser más superficial y pretencioso que la moda misma? No soy fan de ponerme en el spotlight, por eso el primer sentimiento que pasa por mi mente antes de una entrevista donde hay cámaras involucradas es rechazo. No me emociona, tampoco me asusta, pero prefiero permanecer detrás de mi trabajo y que este hable por sí solo.

Pero aceptémoslo: La mamada es la mamada, y hay que hacerle a la mamada para trabajar en esta industria.

-ya viste tu entrevista?-

La pienso tantito antes de darle play, se me revuelve el estómago, odio verme en video, me inunda un mar de pensamientos autocríticos de mi apariencia física los primeros segundos de  verme en la pantalla.

Le pongo mute a mis inseguridades y me concentro en escuchar la entrevista. Me gusta lo que veo, me gusta su lenguaje corporal y su seguridad al hablar,  sin poses exageradas, ni acentos falsos, aparentemente sabe de lo que habla y le apasiona su trabajo, veo justo a la mujer que me gustaría llegar a ser.

En qué momento la pretensión se convierte en realidad? Por desgracia la humildad nunca ha sido una de mis virtudes.

lunes, 28 de mayo de 2018

Dueño


María que puedo hacer para que seas mía? Pídeme lo que quieras.


Me quedé pensando por unos minutos que es lo que necesito y no lograba encontrar una respuesta, creo que no hay nada que se me pueda dar para que me quede quieta en un lugar.

Dinero?  Ya jugué ese papel y me aburrí,  contactos? Soy muy terca para que me digan cómo hacer las cosas y me gusta llevar mi ritmo y mi camino. Cosas materiales? Que necesito?

Al final solo tenía una respuesta:

-mantenme entretenida-

jueves, 10 de mayo de 2018

Alejandro


Conocí a Alejandro en un antrucho de mala muerte en Monterrey, era el cumpleaños de una amiga gatúbela de una de mis mejores amigas y escogió este lugar de barrio antiguo que ofrecía litros por 10 pesos para celebrarlo.

Alejandro era el amigo aparentemente tímido del ligue de mi amiga y platicamos como buenos acompañantes de nuestras respectivas amistedes.

En un principio no pensé en él como material enamorable,  en parte porque tenía novia y en otra porque en ese entonces me dejaba yo llevar mucho por la belleza física, pero algo en Alejandro me atrapó sin saber realmente que era y una atracción inexplicable aparentemente se encendió.
Estaba yo en la edad del desconocimiento de emociones y rápidamente  le coloqué la etiqueta de atracción y fue así como decidí que Alejandro sería mi próximo objetivo.

Aunque nuestra historia en Monterrey  fue corta, en su momento me dolió, hoy entiendo que Alejandro tenía aún más crisis existenciales de las que tenía yo en aquellos años, pero hice lo que estaba acostumbrada a hacer y asumí completa responsabilidad de sus errores y los míos.

Todo fue muy rápido y sorpresivamente doloroso, pero cortamos comunicación por más de un año… o talvez dos? Volví a verlo en mi fiesta de cumpleaños, como princesa de cuento vestida de quinceañera (porque era una fiesta de disfraces) y ahí reconectamos un poco pero supongo que el dolor anterior impidió que yo intentara algo más con él.

Alejandro terminó yéndose a vivir a Canadá, casi al mismo tiempo que yo me fui a Francia y así comenzó nuestra verdadera amistad a distancia, conviertiendose en ese amigo cercano y lejano.
Han sido más de 10 años de amistad a distancia en los cuales no nos hemos visto en persona, en ese tiempo empezó un noviazgo con una Canadiense que le prohibió tener cualquier tipo de contacto conmigo, y el pendejo de Alejandro muy obediente en vez de confrontarla me bloqueaba y desbloqueaba conforme a los altibajos de su relación.

La relación de Alejandro según sus propias palabras cada vez era más insatisfactoria, y esa comunicación de amigos que a veces se coquetean y se cuentan sus aventuras se veía interrumpida por sus desapariciones virtuales.

“me caso el  5 de mayo, María... nose porqué no me quedé contigo”