Más de una vez he utilizado esta palabra para definirme, sé
que me siento muy chingona pero al final de cuentas todo es ficticio.
Ya he compartido que mi trabajo está relacionado con la moda.
¿Qué trabajo podía ser más superficial y
pretencioso que la moda misma? No soy fan de ponerme en el spotlight, por eso
el primer sentimiento que pasa por mi mente antes de una entrevista donde hay
cámaras involucradas es rechazo. No me emociona, tampoco me asusta, pero
prefiero permanecer detrás de mi trabajo y que este hable por sí solo.
Pero aceptémoslo: La mamada es la mamada, y hay que hacerle
a la mamada para trabajar en esta industria.
-ya viste tu
entrevista?-
La pienso tantito antes de darle play, se me revuelve el
estómago, odio verme en video, me inunda un mar de pensamientos autocríticos de
mi apariencia física los primeros segundos de
verme en la pantalla.
Le pongo mute a mis inseguridades y me concentro en escuchar
la entrevista. Me gusta lo que veo, me gusta su lenguaje corporal y su seguridad
al hablar, sin poses exageradas, ni
acentos falsos, aparentemente sabe de lo que habla y le apasiona su trabajo, veo
justo a la mujer que me gustaría llegar a ser.
En qué momento la pretensión se convierte en realidad? Por desgracia
la humildad nunca ha sido una de mis virtudes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario