Llegué toda jetlagueada después de un mes en Italia a lo que
pensaba sería mi departamento vacío. En ese entonces tenía dos roomies: uno
alemán y otro francés. El francés estaba en parís y el alemán vivía con su
novia y solo usaba su cuarto de backup por si cualquier cosa fallaba en su
relación.
Llegué una madrugada de viernes a morir a mi cama, y cuando
al fin desperté por la mañana salieron dos alemanes del cuarto de mi roomie
ausente.
-hola!, somos amigos
de Nik, estamos aquí por el fin de semana, vivimos en Guadalajara – (con
sonrisa y acento alemán fuerte)
Supongo que fue una sopresa para los tres, Nik pensaba que el
departamento estaba vacío y no se preocupó en preguntarme o al menos avisarme que
sus amigos se quedarían en mi casa.
No podía quejarme, era una situación medio extraña,
despertar y tener dos modelos de Abercrombie
en tu casa, no es algo que pase diario.
Esa noche fui por primera vez a uno de los bares más
extraños de esta ciudad, ese lugar giratorio encima del WTC bajo sugerencia de
la novia de Nik. Misma locación donde años después conocí al señor perfecto,
que de él después cuento.
La cita era mi roomie, su novia, sus amigos y yo. Me di cuenta que a los dos les gusté, no es
novedad que el atractivo de una mujer aumenta o disminuye inversamente
proporcional al número de hombres presentes.
Me acuerdo que me gustó más A, pero B era insistente y al
final de cuentas eran amigos, regresamos a mi casa ya con varios drinks encima
y A sugirió fuéramos al balcón a seguir tomando, les dije que sí y me metí a mi
cuarto a dormir.
El día siguiente A se quejó de que no salí como prometí, la verdad sabía que solo se quedaban una
noche más y no quería que la situación fuera incómoda por haber hecho algo con
alguno de ellos, además ya teníamos plan para ver a Nik y a su novia.
Talvez A notó que me había gustado la noche anterior, y todo
el día estuvo dando vueltas por el departamento sin camisa, como ninguno de mis
otros roomies hombres lo había hecho jamás.
La segunda salida hice mucho más evidente mi interés por A,
entonces B permaneció en segundo plano como
todo hombre derrotado por el amigo más
guapo.. Porque al final de cuentas los dos estaban MUY guapos, solo que A un
poco más.
De regreso en mi casa B entendió que le tocaba dormir solo mientras
A y yo nos quedamos en la sala, en ese jugueteo decidí ir por B y darle el papel de espectador. Para mi sorpresa
fue el mismo A quien sugirió que B participara. Era evidente que los tres estábamos
en un territorio desconocido, pero B era el más perdido, para cuando fui a buscarlo tuve que
despertarlo por lo que estaba además de borracho modorro.
Esa interacción entre tres personas no duró muchos segundos,
B pasó de 0 a 100 rapidísimo y sin avisar, y A también recibió parte de su excitación
precipitada.
A se freakeo, no
sabía ni como decir en español lo que acababa de pasarle y solo dijo “tengo
bebes de B en la cara” B por su parte no
paraba de reír y cuando vio que su amigo seguía en su shock supongo que dejó de
ser cómico y aplicó el irse a dormir.
Ese día A durmió conmigo. Volví a verlo una que otra vez que
regresó al DF, después tuvo una novia
mexicana celosa y ahí acabó como la
mayoría de mis historias.