Últimamente he actualizado más seguido este espacio, solo comparto mi
punto de vista y me pareció interesante pedirles a hombres involucrados en mi
pasado o presente que escribieran un poco de mí, Marco es muy directo, más de
lo que puedo digerir la mayoría de las veces. Lo conocí a mediados de 2013 y
ahora vive en Nueva York, aún seguimos en contacto y mi obsesión por él evolucionó
a un cariño desbordado que estoy segura es mutuo, aquí su correo:
-Me parece interesante-
Fue lo primero que pensé cuando vi su foto en esa página de encuentros.
Cabello negro y largo, expresión seria pero con bonita cara, una camisa
blanca, un estilo europeo.
Porque no.. y le escribí.
No recuerdo bien cual fue nuestra conversación inicial pero quedamos en
salir y conocernos. Ambos vivíamos en la Condesa por lo que quedamos de vernos
en uno de los tantos bares de la zona.
A penas llevaba dos semanas en el DF y el bar escogido era el único
interesante que conocía.
Nos sentamos y desde el inicio se comportó como una princesa.
Muy segura de sí misma, muy entusiasmada con su nueva aventura profesional.
Acababa de dejar su trabajo de vendedora de muebles de lujo para ser empresaria
del design.
Me contó de Francia, del norte de México, de la vida en el DF que yo aún
no conocía.
Hablaba muy bien, corregía mi español que aún era una mezcla de tres
lenguas diferentes y era muy energética. De hecho, pensé que talvez yo la
estaba aburriendo.
María, una ametralladora de palabras, experiencia, novios pasados y
futuros, hombres que la pretendían pero que no le llenaban el ojo.
Y yo calladito, tomando mis primeros tequilas.
Después de unos cuanto drinks la noté un poco más coqueta, estábamos
sentados en un sofá en una esquina obscura del bar, que ya estaba vacío.
Ella tenía mucha confianza y yo no sabía qué hacer.. Intenté besarla.
Ella evitó mi beso.
-Las mujeres en
Brasil son tan fáciles? Aquí somos diferentes, yo soy diferente..-
Y aprendí que de verdad era
diferente, en varios sentidos, fue todo un descubrimiento.
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