martes, 18 de octubre de 2016

Sexo Débil


No entiendo a las feminazis, porqué quieren perder ese derecho divino de fragilidad asociado al ser mujer?

Los hombres y las mujeres nunca seremos iguales, adoro que me abran la puerta, que me cedan el último lugar disponible para sentarme, que paguen la cuenta, que pasen por mí, que carguen las cosas pesadas, que me cedan el paso, que con solo una sonrisa consiga lo que necesito, sin necesidad de esforzarme más allá de un agradecimiento cordial por el amable gesto.

Incluso creo que las mujeres el día de hoy estamos en una situación preferencial, tenemos la educación que nuestras abuelas no tuvieron acceso y que muchas de nuestras madres no supieron aprovechar por la arraigada educación machista de que una mujer pertenece al hogar (con todo y maestrías).

Yo fui educada de esta manera: a una mujer gorda nadie la quiere, con una mujer fácil nadie se casa, con ese carácter no vas a conseguir marido. Tú no tienes que trabajar, dedícate a estudiar; se moderada,  no digas palabrotas, eres una princesa y la importancia de llegar virgen al matrimonio, la pureza del alma y madres de ese tipo según recuerdo.

Eso aprendí y eso perseguí, escaneando a los posibles prospectos y viéndome casada y con tres hijos a los 20 minutos de conocerlos.

Acompañada de esa educación conservadora vinieron los buenos colegios, las menciones honorificas,  y la licenciatura que tanto costó pagar porque es lo que tocaba hacer más allá de porque era a lo que me iba a dedicar en mi vida.

En pocos días cumplo 31 y a lo largo de esta última década he aprendido a sacarle ventaja al ser miembro del sexo débil, el poder de la sensualidad que mueve montañas, no se tiene que ser guapa, simplemente saber  jugar tus cartas.


Quiero ser igual que un hombre? Nunca, creo que hoy ser mujer es como tener una moneda con águilas en ambos lados: la educación e inteligencia por un lado y por el otro la seducción y fragilidad femenina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario