lunes, 24 de octubre de 2016

Eugenio, mi amor platónico

No recuerdo porqué me empezó a gustar Eugenio, era un niño pálido, lánguido y callado. A los trece años un especial color de ojos te hace pensar que es amor y de un día a otro decidí cambiar mis posters de Mercurio por un diario donde llenaba mis cuadernos con sus iniciales.

Así como lo hacía con mis ídolos musicales, empecé a acumular datos de Eugenio, su cumpleaños, papelitos con su letra, fotos recortadas de los periódicos sociales del pueblo, memoricé las placas de su carro (pues tenía carro a sus 13 años) la nota del periódico del día que chocó por pendejo, la pluma que tiraba porque ya no pintaba, incluso llegué a tener un palito de paleta mordisqueado por él..
Siempre supe que Eugenio jamás voltearía a verme, a mí, la niña gorda sin desarrollar que llevaba plumones de Hello Kitty. Era un amor platónico y callado.

Eugenio por su parte nunca se distinguió por su carisma, sin embargo siempre tenía novia, niñas más chicas y con el común denominador de belleza extrema para un pueblo de tres cuadras como era el pueblo donde vivía.

No había punto de comparación entre esas niñas y yo. Ellas muy guapas con novios y yo muy niña muy pendeja y muy ñoña amaba en secreto, tan secreto era mi amor que pasaba las horas viéndolo tanto en clases como en sus entrenamientos de futbol que al final todo el colegio se enteró de mi amor por Eugenio.

Yo a los trece años no tenía forma de saberlo, pero aparentemente Eugenio era heredero de la realeza del pueblo, pues su nombre era idéntico al de su padre y su abuelo y eran dueños de una automotriz.
Desde siempre he sido apasionada, y el furor del chiste pasó y toda la secundaria y la prepa fui su más ferviente fan, y aunque él no lo pidió, acabé siendo de su propiedad y a su disposición.

Al final que la niña gorda y ñoña sea tu admiradora platónica tiene sus ventajas, a los dieciséis Eugenio con una sonrisa me sacaba las tareas, y asesorías de matemáticas. Gracias a mi incansable paciencia lograba panzar los exámenes que con otros maestros especiales no lograba sacar ni el cuatro. Incluso abiertamente llegué a contestar mi examen rápido para cambiárselo y contestarlo de nuevo. Necesitaba 85 para pasar, y al cambiar el examen a su letra cambió unas respuestas para no sacar el diez limpio.

La niña gorda a los 17 bajó de peso y se desarrolló al fin gracias a un problema alimenticio sumado a  unos genes privilegiados donde la grasa se acumula en los lugares donde debe acumularse en una mujer atractiva, pero yo solo veía mis grandes caderas sin notar mi minúscula cintura y ni eso era suficiente pues Eugenio ahora andaba con la más guapa del pueblo, esa rubia de ojos verdes, cara de muñeca y cuerpo envidiable que abiertamente se burlaba de mi devoción eterna por su novio.
Al final de cuentas Eugenio marcó mi adolescencia, entramos a universidades diferentes  y perdimos contacto.

La novia de Eugenio, Constanza estudió diseño de modas también en Monterrey y tuvo una breve carrera entre modelo y actriz, propias de una mujer con semejante belleza. Eugenio y Constanza prolongaron su relación durante más de diez años y el año pasado se casaron.
A lo largo de esos años volví a tener poca comunicación con Eugenio, le guardo especial cariño pues me recuerda esa niña inocente que alguna vez existió.

A Constanza la intenté agregar a Facebook sin respuesta cuando empezaba mi carrera en la moda, para mi era una compañera más de secundaria y nunca sobra la amiga modelo con la cual puedas hacer colaboraciones.

Eugenio me compró varios de mis diseños para regalarle a su mamá, aunque le insistí que le regalara algo a Constanza, no pasó de preguntar precios y tallas en existencia.
Eugenio acabó en mi snapchat, la verdad no se cómo usar esa app, ya estoy muy vieja pero medio le pico, así picándole conocí a Eugenio Jr.

-tu hijo esta hermoso, esta igualito a su mamá-

-igualito a su mamá? Igualito a mi!- (y mandó y una foto de él de niño)

Con mucho respeto volví a felicitarlo y corté la comunicación.

Por una amiga me enteré que Constanza es muy celosa, que no soporta que Eugenio hable con nadie y obviamente entiendo que a mi no me pasa.. (no me aceptó en FB)

Ella sigue tan guapa como siempre, Eugenio ya no es el niño lánguido que era y también es guapo, me gusta imaginar que me guarda un especial cariño como yo a él, pues fueron más de seis años de una relación platónica unilateral donde él siempre estuvo informado.


No entiendo que competencia puedo ser yo para la reina de belleza, porqué celarlo? Meticheando en el Instagram de Eugenio llegué al de Constanza, ella tan guapa como siempre, pero al mismo tiempo tan simple y tan bonita que se convierte en una cara insípida, un poco más abajo veo unas fotos de ropita de bebé. Diseños sin chiste y fotos mal tomadas, ahí recordé que es diseñadora de moda.

la vida es una rueda que da vueltas todo el tiempo

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