No recuerdo porqué me empezó a gustar Eugenio, era un niño
pálido, lánguido y callado. A los trece años un especial color de ojos te hace
pensar que es amor y de un día a otro decidí cambiar mis posters de Mercurio
por un diario donde llenaba mis cuadernos con sus iniciales.
Así como lo hacía con mis ídolos musicales, empecé a
acumular datos de Eugenio, su cumpleaños, papelitos con su letra, fotos
recortadas de los periódicos sociales del pueblo, memoricé las placas de su
carro (pues tenía carro a sus 13 años) la nota del periódico del día que chocó
por pendejo, la pluma que tiraba porque ya no pintaba, incluso llegué a tener
un palito de paleta mordisqueado por él..
Siempre supe que Eugenio jamás voltearía a verme, a mí, la
niña gorda sin desarrollar que llevaba plumones de Hello Kitty. Era un amor platónico
y callado.
Eugenio por su parte nunca se distinguió por su carisma, sin
embargo siempre tenía novia, niñas más chicas y con el común denominador de
belleza extrema para un pueblo de tres cuadras como era el pueblo donde vivía.
No había punto de comparación entre esas niñas y yo. Ellas
muy guapas con novios y yo muy niña muy pendeja y muy ñoña amaba en secreto, tan
secreto era mi amor que pasaba las horas viéndolo tanto en clases como en sus
entrenamientos de futbol que al final todo el colegio se enteró de mi amor por
Eugenio.
Yo a los trece años no tenía forma de saberlo, pero
aparentemente Eugenio era heredero de la realeza del pueblo, pues su nombre era
idéntico al de su padre y su abuelo y eran dueños de una automotriz.
Desde siempre he sido apasionada, y el furor del chiste pasó
y toda la secundaria y la prepa fui su más ferviente fan, y aunque él no lo
pidió, acabé siendo de su propiedad y a su disposición.
Al final que la niña gorda y ñoña sea tu admiradora
platónica tiene sus ventajas, a los dieciséis Eugenio con una sonrisa me sacaba
las tareas, y asesorías de matemáticas. Gracias a mi incansable paciencia
lograba panzar los exámenes que con otros maestros especiales no lograba sacar
ni el cuatro. Incluso abiertamente llegué a contestar mi examen rápido para cambiárselo
y contestarlo de nuevo. Necesitaba 85 para pasar, y al cambiar el examen a su
letra cambió unas respuestas para no sacar el diez limpio.
La niña gorda a los 17 bajó de peso y se desarrolló al fin
gracias a un problema alimenticio sumado a unos genes privilegiados donde la grasa se
acumula en los lugares donde debe acumularse en una mujer atractiva, pero yo
solo veía mis grandes caderas sin notar mi minúscula cintura y ni eso era
suficiente pues Eugenio ahora andaba con la más guapa del pueblo, esa rubia de
ojos verdes, cara de muñeca y cuerpo envidiable que abiertamente se burlaba de
mi devoción eterna por su novio.
Al final de cuentas Eugenio marcó mi adolescencia, entramos
a universidades diferentes y perdimos
contacto.
La novia de Eugenio, Constanza estudió diseño de modas
también en Monterrey y tuvo una breve carrera entre modelo y actriz, propias de
una mujer con semejante belleza. Eugenio y Constanza prolongaron su relación durante
más de diez años y el año pasado se casaron.
A lo largo de esos años volví a tener poca comunicación con
Eugenio, le guardo especial cariño pues me recuerda esa niña inocente que
alguna vez existió.
A Constanza la intenté agregar a Facebook sin respuesta
cuando empezaba mi carrera en la moda, para mi era una compañera más de
secundaria y nunca sobra la amiga modelo con la cual puedas hacer
colaboraciones.
Eugenio me compró varios de mis diseños para regalarle a su
mamá, aunque le insistí que le regalara algo a Constanza, no pasó de preguntar
precios y tallas en existencia.
Eugenio acabó en mi snapchat, la verdad no se cómo usar esa
app, ya estoy muy vieja pero medio le pico, así picándole conocí a Eugenio Jr.
-tu hijo esta hermoso, esta igualito a su mamá-
-igualito a su mamá? Igualito a mi!- (y mandó y una foto de
él de niño)
Con mucho respeto volví a felicitarlo y corté la
comunicación.
Por una amiga me enteré que Constanza es muy celosa, que no
soporta que Eugenio hable con nadie y obviamente entiendo que a mi no me pasa..
(no me aceptó en FB)
Ella sigue tan guapa como siempre, Eugenio ya no es el niño
lánguido que era y también es guapo, me gusta imaginar que me guarda un
especial cariño como yo a él, pues fueron más de seis años de una relación platónica
unilateral donde él siempre estuvo informado.
No entiendo que competencia puedo ser yo para la reina de
belleza, porqué celarlo? Meticheando en el Instagram de Eugenio llegué al de
Constanza, ella tan guapa como siempre, pero al mismo tiempo tan simple y tan
bonita que se convierte en una cara insípida, un poco más abajo veo unas fotos
de ropita de bebé. Diseños sin chiste y fotos mal tomadas, ahí recordé que es
diseñadora de moda.
la vida es una rueda que da vueltas todo el tiempo
...Y los destinos se cruzan.
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